
Frente a las obras, vino a mi memoria la frase “El mapa no es el territorio”, atribuida a Alfred Korzybski (lingüista de origen polaco), y usada por él como metáfora para explicar que el lenguaje constituye un mapa empleado por las personas para representar la realidad que percibimos.
Korzybski hablaba cinco idiomas y ello, sin duda, lo ayudó a advertir que los idiomas son mapas que no debemos confundir con el territorio; al cual podríamos llamar lo real, tanto en sentido corriente como, tomando ciertos riesgos, en sentido lacaniano.

En el ámbito de la subjetividad, cada persona tiene su propio mapa, su propia manera de representar el mundo. Cuando el mapa de una persona difiere demasiado del de los demás, se lo puede tomar por loco o, con suerte, por genio o visionario. Los consejos que recibimos de nuestros padres, amigos, maestros y los mensajes que recibimos de los medios son eso: mapas. Mapas que le han servido a otros y que tal vez puedan orientarnos. O tal vez no. Si entre billones de personas no hay dos huellas digitales iguales ¿por qué habríamos de vestirnos igual, escuchar la misma música, consumir los mismos productos, usar los mismos mapas?
Horacio Sanchez Fantino es pintor. Reynaldo Sietecase es periodista y escritor. Fantino pinta los mapas, Sietecase escribe los textos que los acompañan. Unos y otros, mapas y textos, muestran un poco y sugieren el resto. Sus talentos confluyen en una obra muy particular. Una obra que desata la reflexión sobre los mapas que podemos usar para orientarnos o para perdernos.
Para más información sobre esta muestra que también se ha editado como libro, pueden visitar su sitio web.
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