miércoles, 11 de enero de 2012

Cine - La cueva de los sueños olvidados

Si te enterases que se ha descubierto una cueva que había permanecido escondida durante treinta y dos mil años, y que en ella se encontraron, por lejos, las pinturas rupestres más antiguas de que se tenga noticia, amén de gran cantidad de restos óseos de mamíferos ya extinguidos, huellas y demás ¿no te interesaría entrar a dar un vistazo?
Me refiero a la cueva de Chauvet, bautizada así en homenaje al explorador que la descubrió en 1994, en el sudeste de Francia. Un desprendimiento rocoso hace miles de años selló la entrada de la caverna, hecho que mantuvo a la misma oculta y permitió la perfecta conservación de las pinturas.
Cuando Werner Herzog se enteró del descubrimiento movió cielo y tierra para que lo dejaran filmar. Su perseverancia y fama mundial logró que le permitieran el ingreso por cuatro días, durante unas pocas horas por día y con un equipo reducido a dos personas.
El resultado es “La cueva de los sueños olvidados”, película que, siendo Herzog su artífice, trasciende el mero documental (que ya de por sí hubiese sido muy interesante) para convertirse en una joyita que rinde justo homenaje a los primeros artistas de la humanidad. En la película dan testimonio, por supuesto, geólogos, paleontógos y arqueólogos (Herzog dirige las entrevistas de modo de obtener siempre un plus de cada uno de ellos), pero además, Herzog aporta su propio espíritu creativo contribuyendo con imágenes de Fred Astaire bailando con su propia sombra (en una posible alusión a la caverna de Platón que nunca se subraya) y unos cocodrilos albinos que hacen las veces de puente entre lo primitivo y la época actual.
Cuando Herzog vio por primera vez la cueva decidió adoptar la tecnología 3D para registrar las obras que decoran los pliegues y protuberancias del lugar.
Las imágenes en 3D nos permiten estar ahí, a centímetros de esas pinturas de osos, mamuts, leones y caballos, algunas de las cuales podrían estar expuestas en cualquier museo de arte moderno. Mientras la cámara deambulaba por los recovecos de la cueva tuve el impulso de extender el brazo para tocar unos huesos.

A la película de Herzog la estrenaron la semana de año nuevo, con los cines cerrados el fin de semana y en pocos días será, con seguridad, barrida de las salas por los estrenos de “Las aventuras de Tin Tin”, “Los muppets” y “Misión Imposible” 4 o 5 (vaya a saber por qué número van) con Tom Cruise. Misión casi imposible será entonces ingresar a la cueva de Chauvet, esa especie de cápsula del tiempo en la que los orígenes del arte de la humanidad pueden apreciarse como si todo hubiese ocurrido ayer. Me considero un privilegiado por haber podido entrar.