Estamos, en el hemisferio sur, en un momento del año en el que no suele predominar la buena música; estamos en la época de los hits del verano. Canciones livianas, pegadizas, un poco por su estructura musical y bastante más por la insistencia con la que las reproducen los medios.
Los seres humanos tenemos tendencia a apegarnos a aquello que nos resulta familiar. Esta tendencia se da aún sin que seamos concientes de ella. Hace poco supe del caso de una mujer española y católica que al viajar a Israel sintió algo muy fuerte relacionado con el lugar, tanto que abandonó su vida en España para quedarse a vivir en Jerusalén. Mucho después de esta decisión, se enteró que sus abuelos habían sido judíos conversos. Lo familiar la había atraído desde un nivel inconciente.
Los hits del verano, esas canciones de tres minutos que repiten las radios, nos terminan resultando familiares a fuerza de repetición. Y como nos resultan familiares, las terminamos adoptando y hasta creyendo que nos gustan. A mi juicio, se trata de una falsa familiaridad, basada en un simple proceso de condicionamiento. No nos tratan muy diferente que al perro de Pavlov.
Si todos los seres humanos somos distintos y ni siquiera existen dos huellas digitales iguales ¿cómo puede ser que estemos todos escuchando la misma música? En el camino hacia la propia individualidad no estaría mal que cada cual buscara su propio gusto.
Para los que busquen algo más que los hits del verano, recomiendo un sitio web que recopila una gran cantidad de programas de radio que emiten música mucho más elaborada y prácticamente ignorada por los grandes medios. Dejo el link por si les interesa curiosear. http://www.rockprogresivoradio.com.ar/
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