De casi todas las obras se puede rescatar siempre algo, aunque más no sea un bichito de luz que rockanrolea con “Humo sobre el agua” de Deep Purple o un gusano que baila breakdance. Los chicos suelen divertirse y, en algunos casos, los grandes también.
En líneas argumentales, no hay demasiadas novedades: reversiones de clásicos como el Mago de Oz por ejemplo y cantidad de historias con moralejas para chicos como la de la hormiguita rebelde que no quiere trabajar y pasa una serie de penurias hasta que comprende que no hay nada mejor que reintegrarse al trabajo del hormiguero. El tema en el que más se insistió en las obras de este año pareció ser el de la mentira, lo cual acarreó algunas contradicciones, como la generada por la funcionaria quien, luego de ponderar el valor del mensaje sobre la importancia de no mentir, utilizó el gastado recurso de decir que no había preparado discurso para luego destaparse con una andanada de citas y datos memorizados.
De todos modos, y por suerte, siempre hay artistas dando vueltas. En esta ocasión quiero destacar a Emiliano Dionisi, director de “Papanatas”, una de las gratas sorpresas del festival. La obra, basada libremente en “El atolondrado o los contratiempos” de Moliere tiene el mérito de desatar la risa tanto de grandes como de chicos, cosa nada sencilla. Dionisi lo logra a través de un fluir interdisciplinario que hilvana buenas actuaciones con recursos circenses y una estética que fusiona el comic con el habla porteña.
El humor nace de la confluencia de Mascarilla, encarnación del “vivo” que apela a todo tipo de manipulaciones para obtener sus objetivos y Leilo, el “papanatas” del título, personaje cándido e inocente, incapaz de sostener tramoya alguna.
Papanatas puede destilar un mensaje pero nunca lo subraya, sino que lo entrega con sutileza, entre risas y piruetas.
1 comentario:
LLEVO 35 AÑOS DANDO CLASES DE TEATRO Y SI REALMENTE EL ARTE PUEDE Y ES TERAPEUTICO. QUISIERA SABER DE QUE FORMA PUEDO PARTICIPAR.
JOSE ALFREDO RAMIREZ
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