La sala estaba llena, en su mayoría, por gente joven, que supongo estudiantes de cine o arte. La película arrancó, sin títulos previos, con un documental sobre el desempeño heroico de los niños rusos en la segunda guerra mundial. Un documental dentro de otro documental. En un momento, me pregunté si estarían proyectando la película equivocada. Cuando ese viejo documental hablado en ruso terminó, la pantalla se puso negra y dio paso a aquella famosa frase de Tarkovsky en relación a su film “La Zona”. No le gustaba que le preguntaran por algún simbolismo, “la zona es simplemente la zona”. La zona de Tarkovsky, documental dirigido por Salomón Shang. ¿Por qué los niños rusos y la guerra? Quizás para entender mejor la temática de su primer largo, “La infancia de Iván”; o quizás para mostrar el contexto histórico de la infancia de Tarkovsky y las raíces del amor a su patria. Amor que, según deja entrever en su testimonio Natalya Bondarchuk, actriz protagonista de “Solaris”, le costaría la vida. Luego, comenzó a sonar “The End” de los doors apareciendo en pantalla un breve plano de un caballo trotando. El plano generó en mí un efecto de cercanía. Los caballos están presentes en todas las películas de Tarkovsky. Ese plano del caballo anunciaba su presencia. Y luego, sí, una filmación en blanco y negro traerá a Andrei en primer plano, caminando por la calle, pensativo, imaginando alguna escena o simplemente buscando un taxi.
El documental constará, en adelante, de una serie de testimonios de sus colaboradores en la película “Solaris”. Los reportajes alternarán con imágenes de archivo del propio Tarkovsky, y también con fragmentos de “Solaris”.
Solaris, ciencia ficción sin efectos especiales. Ciencia ficción como pretexto para una indagación filosófica sobre el ser humano, algunos de cuyos momentos rescata el documental. Natalya Bondarchuk rememora una frase que se dice en la obra y que a ella aún recuerda tantos años después:“Solo amamos aquello que podemos perder”.
El director de arte cuenta que, tras ver “2001, Odisea en el espacio” de Kubrick, Tarkovsky le dice: “No quiero que la estación espacial de Solaris se vea así, tan impecable. Quizás fuera así al principio, pero por ella ha pasado el hombre.” Entonces deciden mostrarla desvencijada y sucia. El compositor Eduard Artemiev se destacará explicando la construcción de la banda sonora del film, sobre la cual hay escritos varios ensayos que se consiguen en la web. Y se escucharán, además, anécdotas sobre las dificultades con la censura soviética. Tarkovsky llegó a filmar, a propósito, escenas que no tenía pensando incluir en la obra, solo para distraer con ellas a los censores de lo que en verdad importaba. Pero lidiar con el comité no era sencillo. Bondarchuk revela el momento en que a “Solaris” le encuentran cuarenta y dos objeciones: Tarkovsky sale al pasillo y se pone a llorar en silencio junto a la ventana. Quizás en ese momento, comenzó a presionar en su cabeza la idea de irse. Antes del exilio filmaría “El Espejo” y “Stalker: la Zona”. Fuera de su país, realizó sus dos últimas películas: “Nostalgia”, en Italia y “El Sacrificio” en Suecia. Tarkovsky amaba su tierra y en cierto modo la perdió. Solo amamos aquello que podemos perder.
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