Una interesante adaptación de la novela homónima de Sandor Marai se viene presentando desde enero en el Teatro La Comedia, con dirección de Gabriela Izcovich.
La historia es mínima: dos amigos se reencuentran luego de más de cuarenta años de estar distanciados por algo de lo cual nunca habían hablado hasta el encuentro que constituye la obra.
Uno de ellos quiere saber, esperó el momento con paciencia e insiste en desempolvar las viejas cuestiones. El otro (Konrad, una supuesta alusión a Joseph Conrad cuyo tratamiento de ciertos temas Marai ha admirado) escapó, recorrió el mundo y ahora vuelve, no habiendo podido escapar de la culpa. De todos modos resiste, calla, se ampara en el silencio. Es muy interesante la actuación de Fernando Heredia ya que se sostiene casi todo el tiempo en escena casi sin hablar.
Dos amigos, dos hombres que representan lo que podrían ser dos tendencias que confluyen en una misma persona: el que busca la verdad aunque intuya que puede doler y el que prefiere el silencio.
La puja se da en el escenario, dosificada por las apariciones del ama de llaves que interpreta Hilda Bernard.
Conmueve también la sangre que le pone Duilio Marcio a su actuación, puesto que en él recae el ochenta por ciento de los parlamentos. En un post anterior (en relación a “Yo en el futuro") escribí que cuando voy al teatro quiero ver actuar; aquí las actuaciones están, vaya que sí, actuaciones que despiertan admiración durante la obra y ovación cuando termina.
Tenemos también personajes que se enfrentan, que encaran los problemas, luego de haber dejado pasar mucho tiempo, es verdad, ya cuando la muerte los acecha, sí; pero en contraposición a los protagonistas de “La soledad de los números primos” (ver post anterior), mejor tarde que nunca.
martes, 22 de septiembre de 2009
Teatro - El último encuentro
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