martes, 10 de noviembre de 2009

Cine - Entre nosotros

Maren Ade es una cineasta alemana. Se la suele mencionar como formando parte de la escuela de Berlín: un grupo de directores de cine que, hartos de los intentos por expiar las culpas del pasado (pesado pasado el de los alemanes), se preocupan por trabajar sobre el presente, sobre la realidad cotidiana y trasladar el foco sobre algo que podríamos llamar existencial.
“Entre nosotros” nos introduce en las vacaciones de una pareja joven. La película podría resultar aburrida: Chris y Gitti cogen, se pelean, se amigan, se aburren, boludean.
Lo que la vuelve interesante son los personajes. A diferencia de los personajes planos a que nos tiene acostumbrados el cine norteamericano comercial, Chris y Gitti son de carne y hueso, ambiguos, contradictorios, difíciles de comprender.
Al comienzo de la película, Chris le dice a Gitti que espera no encontrarse con su aburrido amigo Hanz. En principio parece incomprensible que, días más tarde, producido el encuentro, proponga salir con ellos (Hanz y su novia). Gitti no lo entiende y se resiste. Podríamos pensar que, luego de varios días de intimidad, Chris encontró en su amigo la posibilidad de tomarse un respiro; pero no lo sabemos. Los personajes aquí no se explican a sí mismos.
Gitti se pasa buena parte de la película pidiéndole a él una declaración de amor. Cuando por fin la recibe, comienza a hacer su valija y le dice que lo deja. Podemos hablar de la dinámica del deseo, decir que lo que se obtiene ya no se desea, que el deseo no es nunca de lo que se nombra. Podemos decir muchas cosas, pero los personajes no dirán nada. Vivirán delante de nosotros, sin hacer declaraciones.
Están de vacaciones en Cerdeña, en una casa de veraneo que pertenece a los padres de él. Chris tapa los adornos burgueses con los que sus padres decoraron el lugar pero lo que no puede tapar, y parece pesarle, es que a esos padres de los que se burla debe la prosperidad que lo sostiene. Hay un interesante juego con la casa de los padres, el salir, el volver.

Los actores están muy bien, en especial Birgit Minichmayr (Chris) a quien vimos también en “Las flores del cerezo” en un papel muy diferente, lo cual habla bien de sus cualidades de actriz.
El título original del film es “Alle Anderen” que, si no me falla la información significa algo así como “Todos los demás”. Ellos no quieren ser como todos los demás, como sus padres, como la pareja de amigos que parecen muy decididos a evitar cuestionamientos. Gitti parece ser quién más claro lo tiene, tal es así que echa a la otra pareja, cuchillo en mano, efectiva manera de sacarse de encima invitados no deseados. Pero cuando vuelven a quedarse solos, no parecen saber muy bien qué hacer. Construir la individualidad, o descubrirla, no resulta tarea sencilla. Ser originales. Ser.
Después de tipos como Herzog, Fassbinder o Wenders, parece surgir en Alemania, una generación de cineastas que intentan una otra búsqueda. El nuevo cine alemán está entre nosotros.

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