Werner Herzog es un director de cine muy particular por la forma de involucrarse en sus películas. Fitzcarraldo, por ejemplo, uno de sus filmes más conocidos, es la historia de un delirante, interpretado por Klaus Kinski, que quiere construir un teatro en el Amazonas e inaugurarlo nada más ni nada menos que con el gran Caruso. En la película, el protagonista hace trasladar un barco por sobre una montaña para pasarlo de un río a otro, con tal de llevar los materiales para la construcción del teatro. Para que la película tuviese el realismo necesario, Herzog hizo, durante la filmación, cruzar, a fuerza de hombre, el barco a través de la montaña.
Él mismo declara: “En Fitzcarraldo podría haber hecho como en los filmes de Hollywood: mentir y ahorrarme, mediante maquetas y un decorado, los horrores del rodaje en plena selva y el enfrentarme con los problemas reales de semejante empeño. Pero creo que si los espectadores se sienten impresionados por el transporte del barco montaña arriba es porque saben que se trata de algo real y no truqueado. Quiero que los espectadores recobren la confianza en lo que ven sus ojos”.
En sus películas, los actores atraviesan las mismas peripecias por las que sus personajes deben transitar en el film. El propio Herzog lo hace. Durante la filmación de “Rescate al amanecer”, sobre el único soldado americano que pudo escapar de las prisiones del Vietcong, el protagonista (interpretado por Christian Bale), debía comerse unos gusanos. Herzog no quería trucar la escena, quería que el actor realmente los comiera. Ante el titubeo de Bale, Herzog tomó el mismo un par de gusanos y se los comió frente a todo el equipo, para finalmente mirar al actor y decirle: "Esto es lo que tienes que hacer”.
Además de sus conocidas obras de ficción como la citada Fitzcarraldo, Aguirre la ira de Dios, El enigma de Kaspar Hauser y Nosferatu; Herzog ha filmado una gran cantidad de documentales. Así como dota a sus obras de ficción de un gran realismo, ficcionaliza los documentales. “En lugar de la verdad 'verdadera' coloco siempre otra, tan verdadera como ella, pero 'distinta', intensificada, potenciada”.
Camino al rodaje de “Aguirre, la ira de Dios”, Herzog perdió un vuelo que terminaría estrellándose en la selva del Perú. Muchos años después, Herzog encontró a la única pasajera sobreviviente de la tragedia aérea y con ella filmó su documental “Alas de esperanza”. Un documental en el que dos sobrevivientes reviven y “transforman” la situación.
“Balada del pequeño soldado”, otro de los documentales programados nos introduce en la vida de los niños soldados en Nicaragua. En la película los silbidos de las balas que pasan cerca de los chicos y de la cámara, repercuten en las conciencias de los adultos.
Quizás el documental suyo más afamado sea “Mi enemigo preferido” en el que refleja su relación con Klaus Kinski, actor elegido para sus principales películas, pese a que el tipo tenía un carácter tremendo y le hacía los rodajes imposibles.
Para Herzog, cada filmación es una aventura. Este cineasta alemán aleja el acto de filmar de la categoría de trabajo y lo transforma en una instancia épica. Eso se nota después en las películas, las cuáles transmiten una fuerza vital que constituye una marca de su autor.
Herzog lleva al ser humano al extremo, busca los límites, filma en el amazonas, en el ártico, en la estepa siberiana. Es capaz de caminar sobre hielo y fuego con tal de lograr la toma que quiere, precisamente así “Caminar sobre hielo y fuego” se denomina el ciclo de 24 documentales de Werner Herzog que se presentan en la Sala Lugones del Teatro San Martín desde el viernes 22 de enero hasta el jueves 4 de febrero. Una cita imperdible para quienes estén en Buenos Aires en ese lapso.
jueves, 21 de enero de 2010
Imperdible - Ciclo de documentales de Herzog
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