domingo, 29 de mayo de 2011

Cine - Football is god

Otra de las curiosidades que aportó la última edición del BAFICI es el pseudo-documental “Football is god” del director danés Ole Bendtzen. La pasión rioplatense por el futbol retratada por la gélida mirada de un cineasta nórdico, pareció atractivo suficiente para agendarla entre las 400 películas del festival. Lo mismo hizo mucha gente, ya que las funciones fueron todas a sala llena, con clima futbolero y el público-hincha de Boca cantando en medio de la sala.



La película alterna el seguimiento de tres hinchas de Boca: Pablo, “la tía” y Hernán.



Pablo, un muchacho de bajos recursos y pocas ideas, fanático de Maradona, al punto de juntarse con amigos para festejar el cumpleaños “del Diego” y sumarse como fiel a la iglesia maradoniana (disculpen, pero no me sale ponerlo en mayúsculas).



“La tía”, una señora que no solo no se pierde un partido de Boca sino que tampoco falta a los entrenamientos. Trata a los jugadores como si fueran de su familia y hasta les hace regalos para sus cumpleaños. Cuando les cuenta a sus amigas que le ha comprado un calzoncillo importado, boxer, para el cumpleaños de Palermo produce uno de los momentos más hilarantes del film.

Hernán, un fanático de clase media, capaz de emocionarse hasta las lágrimas con el recuerdo de un añejo gol de Mastrángelo. Hernán es el más reflexivo de los tres y ocupa algunas sesiones de su análisis en indagar cuestiones relativas a su adicción a Boca Juniors. Su analista, en otro punto alto del film, lo ayuda a producir algunas reflexiones sugestivas que vinculan su fanatismo con la sexualidad, con la identidad y con el misticismo; y le hace replantear el tema de la rivalidad con River (el otro, el enemigo, sin el cuál uno no sería lo que es por lo que, en cierto punto, no es ni tan enemigo ni tan otro).


En los tres hinchas escogidos, pese a sus diferencias socioculturales, se escurre un elemento religioso-místico que justifica el título de la película (tengo entendido que el título original es “los creyentes”, lo cuál no modifica en absoluto la cuestión). Lo de Pablo con la iglesia maradoniana, la tía pidiéndole a la virgen por la victoria del equipo y Hernán caminando el césped de una bombonera vacía refiriéndose al hecho como una experiencia mística. Y así lo muestra Bendtzen, elevando la cámara desde ese inmenso templo pagano hasta el cielo del barrio de la Boca.

viernes, 6 de mayo de 2011

Cine - Copie conforme

Abbas Kiarostami, con toda seguridad el director de cine iraní más prestigioso, ha filmado por primera vez en Europa; nada menos que con Juliete Binoche como actriz protagónica, muy bien acompañada por William Shimell. Creador de auténticas joyitas como “Detrás de los olivos”, “El sabor de las cerezas”, “El viento nos llevará” y “Shirin”, Kiarostami nos presenta ahora “Copie Conforme”, obra que pudimos apreciar gracias al BAFICI 2011.


La película comienza con un plano de un escritorio en el que vemos dos micrófonos y un pequeño atril con un libro, cuyo título es el del propio film. Estamos en algún lugar de Toscana y asistimos a la presentación de un libro en el que un historiador del arte (interpretado por William Shimell) propone rescatar el valor de las copias. Escuchamos los argumentos del conferencista mientras se nos van presentando los personajes.



Binoche interpreta a una galerista francesa, radicada en italiana que se ofrece a acompañar al conferencista inglés por una recorrida que incluirá museos y paseos turísticos. Sabemos que ella tiene que criar sola a un hijo y que él aparenta viajar por el mundo sin otras preocupaciones que teorizar sobre el arte.


Creemos asistir al comienzo de un romance, vemos en detalle la seducción inicial, el galanterio, aunque luego comenzarán los roces. Estos pasajes, que podrían resumir las etapas por las que pasa el amor de pareja, son delineados con sutileza hasta llegar a un bar en el que ambos deciden tomarse un café. Allí, la mesera, luego de intercalar algunas observaciones muy atinadas, parece confundirlos con un matrimonio.


A partir de esa escena, los espectadores entramos en la confusión que propone la mesera italiana. De pronto nos cuestionamos lo que creíamos seguro: ya no sabemos si ella está intentando seducir al escritor o si se trata, en verdad, de un matrimonio desavenido. El registro ambiguo se mantiene con maestría a lo largo de la obra, logrando un efecto que, personalmente, nunca había visto, ni en cine, ni en teatro ni en la literatura. Hay, además todo un juego entre el concepto de original y copia que circula desde el arte hasta las relaciones de pareja. No es azaroso que la historia transcurra en Italia, cuna del arte occidental, ni que el hombre sea inglés (más frío, calculador) y la mujer francesa (emotiva y sensible), como tampoco que alguien aporte, en cierto momento, un antiguo relato persa, que representa la cultura nativa del director.


Desde medio oriente viene un artista a devolvernos algo de lo que occidente ha olvidado. Hace rato que el cine de Hollywood perdió su creatividad inicial e, incluso, por las “remakes” que se ven últimamente, ha perdido también la destreza de copiar.


Kiarostami brinda aquí una lección de cine, de cómo hacer una película rica en sutilezas, con texto y subtextos varios, de cómo filmar una escena en un auto, de cómo lograr personajes secundarios que surjan como verdaderos nutrientes en el momento indicado, de cómo trabajar cada plano y cada línea de diálogo al extremo sin impedir que la película fluya con naturalidad. Copia conforme es, sin dudas, una película original. Bienvenida sea.