Las expectativas suelen ser muy problemáticas en la vida en general, dado que la realidad casi nunca coincide con ellas. Cuando nos hacemos expectativas respecto a algo, estamos abriendo las puertas a una posible desilusión y al malestar que trae aparejado.
¡Si tan solo pudiésemos estar presentes y aceptar lo que es!
El arte, también, suele ser fuente de expectativas.
Estamos por entrar a ver a Peter Gabriel. Vuelve a tocar en Buenos Aires después de 16 años. Desde que me enteré que venía que lo estoy esperando. Expectativas.
Un amigo espera que toque algún tema de Genesis, algo de “Vendiendo Inglaterra por una libra” o de “Nursery Crime”. Trato de avisarle que no, que desde que inició su carrera solista no tocó nunca nada de Genesis. Mi amigo no me cree. Cree que alguna va a tocar. Pienso que se va a desilusionar.
Expectativas. He visto varios conciertos de Peter Gabriel editados en DVD. Escenarios circulares, músicos sorpresa que aparecen desde un falso piso, Peter rememorando su infancia cantando en bicicleta, una pelota transparente que hace las veces de fantasma, una estructura en la que Peter y su hija Melanie caminan y cantan boca a bajo en el tema “Downside Up”. No va a traer desde Europa semejante infraestructura. No le cerrarían los números. Si espero eso, me voy a desilusionar. Expectativas.
¡Si tan solo pudiésemos estar presentes y aceptar lo que es!
¡Si tan solo pudiésemos estar presentes y aceptar lo que es!
El arte, también, suele ser fuente de expectativas.
Estamos por entrar a ver a Peter Gabriel. Vuelve a tocar en Buenos Aires después de 16 años. Desde que me enteré que venía que lo estoy esperando. Expectativas.
Un amigo espera que toque algún tema de Genesis, algo de “Vendiendo Inglaterra por una libra” o de “Nursery Crime”. Trato de avisarle que no, que desde que inició su carrera solista no tocó nunca nada de Genesis. Mi amigo no me cree. Cree que alguna va a tocar. Pienso que se va a desilusionar.
Expectativas. He visto varios conciertos de Peter Gabriel editados en DVD. Escenarios circulares, músicos sorpresa que aparecen desde un falso piso, Peter rememorando su infancia cantando en bicicleta, una pelota transparente que hace las veces de fantasma, una estructura en la que Peter y su hija Melanie caminan y cantan boca a bajo en el tema “Downside Up”. No va a traer desde Europa semejante infraestructura. No le cerrarían los números. Si espero eso, me voy a desilusionar. Expectativas.
¡Si tan solo pudiésemos estar presentes y aceptar lo que es!
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