Otro valioso estreno en la cartelera cinematográfica: “Breath” (Aliento) del coreano Kim Ki Duk, director de “Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera”, “El tiempo” y “El arco” entre otras.
En un reportaje del año pasado, cuando le preguntaron sobre su motivación para hacer películas, Ki Duk contestó que hay cosas de la vida que él no entiende y hace películas procurando entenderlas.
Y se nota. No busquen aquí historias cerradas, finales felices ni moralejas. Las películas de Kim Ki Duk son siempre perturbadoras en cuanto bucean en las contradicciones del ser humano.
Tenemos aquí un matrimonio moribundo y una mujer que intenta recuperar el aliento vital, ese soplo (otra posible traducción del título) que distingue lo vivo de lo inerte; y lo termina encontrando en un convicto condenado a muerte. Lo visita en la cárcel y en esos breves encuentros recupera algo de la vitalidad perdida.
Un condenado, una mujer ahogada en su vida cotidiana. Aliento. Uno inhala lo que el otro exhala.
El director de la prisión monitorea los encuentros desde una pantalla y decide cuándo interrumpirlos. El director de la prisión es el director de la película que dosifica la acción y decide lo que podemos ver y lo que no. Es el dueño del corte: corta las visitas, monta la película.
Kim Ki Duk ha rechazado los dólares de Holywood porque quiere seguir siendo el dueño de los cortes de sus films; quiere seguir siendo autor. Alguien que filma aquello que no entiende en lugar de aferrarse a fórmulas repetidas.
En un reportaje del año pasado, cuando le preguntaron sobre su motivación para hacer películas, Ki Duk contestó que hay cosas de la vida que él no entiende y hace películas procurando entenderlas.
Y se nota. No busquen aquí historias cerradas, finales felices ni moralejas. Las películas de Kim Ki Duk son siempre perturbadoras en cuanto bucean en las contradicciones del ser humano.
Tenemos aquí un matrimonio moribundo y una mujer que intenta recuperar el aliento vital, ese soplo (otra posible traducción del título) que distingue lo vivo de lo inerte; y lo termina encontrando en un convicto condenado a muerte. Lo visita en la cárcel y en esos breves encuentros recupera algo de la vitalidad perdida.
Un condenado, una mujer ahogada en su vida cotidiana. Aliento. Uno inhala lo que el otro exhala.
El director de la prisión monitorea los encuentros desde una pantalla y decide cuándo interrumpirlos. El director de la prisión es el director de la película que dosifica la acción y decide lo que podemos ver y lo que no. Es el dueño del corte: corta las visitas, monta la película.
Kim Ki Duk ha rechazado los dólares de Holywood porque quiere seguir siendo el dueño de los cortes de sus films; quiere seguir siendo autor. Alguien que filma aquello que no entiende en lugar de aferrarse a fórmulas repetidas.
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