sábado, 4 de junio de 2011

Música - ASIA en Buenos Aires

El rock sinfónico es un movimiento musical muy interesante, iniciado en la década del setenta, cuando una serie de músicos con formación de conservatorio decidieron dedicarse al rock and roll. Esto dio lugar a un cóctel de composiciones basadas en formas sinfónicas, obviamente mucho más elaboradas que las canciones pop o rock tradicionales, pero ejecutadas con guitarras eléctricas, sintetizadores y demás instrumentos típicos del rock. De este movimiento formaron y forman parte bandas emblemáticas como Yes, Pink Floyd, King Crimson, Emerson Lake &Palmer, Genesis y otras.
Este tipo de música, caracterizada por temas largos, plagados de cambios de ritmo y momentos instrumentales, puede resultar difícil de asimilar para el oído contemporáneo, acostumbrado a canciones monocordes, con unas pocas estrofas que preparan un estribillo insistente. Para quienes quieran iniciarse en el rock sinfónico, ASIA constituye una excelente puerta de entrada, ya que sus canciones no son tan largas ni sus letras tan misteriosas, suelen tener un estribillo que las emparenta con la música más comercial pero a la vez, cada tema tiene sus cambios de tempo y un entramado instrumental muy refinado que las separa de la música descartable con que el mercado nos bombardea. La música de ASIA no es descartable, no cansa, se puede escuchar mucho tiempo y siempre se descubre algo nuevo. Se trata de una banda formada por músicos virtuosos, casi una especie de seleccionado del rock: Steve Howe, el famoso guitarrista de Yes; Geoff Downes, actual integrante de Yes, en teclados; John Wetton, ex-King Crimson, en voz y bajo y Carl Palmer, baterista de ELP, uno de los mejores del mundo.



El 21 de mayo, en el marco de su gira americana, dieron un inmejorable concierto en el Teatro Colegiales de la ciudad de Buenos Aires, en el que llamó la atención la cantidad de público adolescente mezclado entre el público más adulto que caracteriza los recitales sinfónicos. Hasta el grupo soporte, Hexatónica, del que hablaremos en otro momento, mostró un promedio de edad bastante bajo.

Con sus dos últimos discos, Phoenix (2008) y Omega (2010), Asia acumuló repertorio de sobra como para no necesitar rellenar sus conciertos con “covers” de las bandas por las que pasaron sus integrantes.

En Buenos Aires, abrieron el show con una ejecución impecable de "Time Again" que justificó el entusiasmo del público. A Wetton le cabe la frase que evoca a Gardel, porque no solo no ha perdido potencia en su voz sino que cada día canta mejor, hecho que se notaba en los últimos discos y tuvo su confirmación en vivo, donde no hay posproducción ni retoque que valga.

Carl Palmer, por su parte, dio una clase magistral de batería, no solo por el solo acrobático y juguetón que le valió una ovación a la que respondió con un “caramba, caramba” pronunciado en perfecto español. Más allá de ese momento de lucimiento personal, en estos tiempos en que los bateristas se han vuelto tan monótonos al punto de ser reemplazados por máquinas, lo de Palmer es fantástico: nunca repite el mismo golpe amén de lo estrictamente necesario, ofrece variantes todo el tiempo y mete una fuerza tremenda que hace temblar las paredes. Una vez escuché a Peter Gabriel decir que una banda solo puede llegar a ser tan buena como su baterista. En este caso, Asia no tiene límites.

De Howe ya hemos escrito aquí en otra ocasión; verlo encontrar los caminos a toda velocidad entre las cuerdas es un lujo que ya vale la entrada. Tuvo aquí también su momento en solitario, sentado con la guitarra acústica, como es casi tradición en los recitales de Yes. Downes se mostró simpático, muy ajustado en teclados y en coros, contribuyendo siempre a embellecer las canciones.


Wetton y Downes componen la mayor parte del material de Asia e interpretaron dos canciones entre ambos. La versión de “D’ont cry” superó incluso la del disco y contó con la participación del público que cantó a capella con Wetton.

Pero más allá de las menciones individuales, la banda sonó muy ensamblada, como una verdadera gestalt. En algún momento escuché decir que Asia era una especie de rejunte de grandes individualidades donde el todo no llegaba ser más que la suma de los integrantes. Si esto fue así en algún momento, la cosa ha cambiado. Asia es ahora un grupo, una verdadera banda que compone y ejecuta música de calidad que merece, a mi criterio, un teatro mayor para su próxima venida a la Argentina.


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