domingo, 30 de septiembre de 2012
Música - Jon Anderson
Anderson es de esas personas de las que en el barrio se dice que tienen “buena vibra”, cuando se lo nombra se lo designa como “la voz de YES” aunque no puede obviarse que ha sido también el compositor principal del grupo. Su concierto acústico revela las canciones tal como nacieron, tal como él las llevó al grupo, entonándolas con esa voz privilegiada y acompañado apenas por una guitarra. Canciones simples y hermosas que en la banda ganarían en complejidad y potencia. Los pasajes más bellos, más finos de la música de YES fueron compuestos por Anderson y constituyeron el meollo del concierto que dio en el Teatro Ateneo, desprovistos de todo el entramado sinfónico lucen tal como imaginamos él las propuso en la banda, en alguna sala de ensayo, en alguna reunión. ¡Qué más agregar! Por ejemplo que Anderson enriqueció el show con una buena cuota de humor y anécdotas. Impagable el relato de cómo conoció a Vangelis y las vicisitudes que lo hicieron durar apenas cinco días en la banda cuando Jon lo propuso como reemplazo de Wakeman, o el momento en que, al sentarse al piano, confesó que solo sabe tocar las teclas blancas.
jueves, 16 de agosto de 2012
Cine y Ecología– Green Film Fest en Buenos Aires
Entre el 16 y el 22 de agosto se estará llevando a cabo la tercera edición del Festival Internacional de Cine Ambiental, en el Cinemark de Palermo (Bulnes y Berutti). El programa del mismo consta de 14 films documentales que abordan distintos aspectos de la problemática ambiental.
Es difícil recomendar obras sin haberlas visto aún, por lo que me limito a mencionar algunas obras que vienen precedidas de buenos comentarios.
En “La sed del mundo”, el fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand, cuya muestra “La tierra vista desde el cielo” recorrió todo el mundo incluyendo la Argentina hace algunos años, revela junto a Thierry Piantanida y Baptiste Rouget-Luchaire, la problemática del agua potable.
“Play again”, del director norteamericano, Tonje Hessen Schei, aborda las consecuencias de que los niños pasen mucho más tiempo frente a pantallas que ante un entorno natural.
En “The clean bin Project”, el canadiense Grant Baldwin y su pareja Jen, documentan el año en que se propusieron vivir sin generar ningún tipo de basura.
“Sushi”, dirigida por Mark Hall, muestra cómo la industria del sushi está alterando el equilibrio ecológico en los mares.
“Visual Telegrams” se anuncia como un ejercicio conjunto en el que treinta directores de diferentes países (Pablo Trapero representa a la Argentina) presentan cada uno un cortometraje de dos minutos (de ahí lo de telegrama visual) sobre cuestiones ambientales y el cuidado del planeta.
La programación completa puede verse en www.greenfilmfest.com.ar
lunes, 30 de abril de 2012
Cultura en Buenos Aires
viernes, 30 de diciembre de 2011
Música - Rick Wakeman en el Gran Rex

Convengamos que Wakeman es un eximio tecladista, de dilatada carrera tanto en el rock como en la música clásica, conocido en todo el mundo por su trayectoria con el grupo YES como así también por su obra solista que incluye joyas como “Las seis esposas de Enrique octavo”, “Viaje al centro de la Tierra” o “Mitos y leyendas del Rey Arturo”.

Su presencia en el Buenos Aires agotó con rapidez las localidades obligando a agregar una nueva función.
Algo habrá sembrado Wakeman a lo largo de tantos años como para ser recibido con una tremenda ovación antes de tocar siquiera una nota. El propio Wakeman pareció sorprendido por tanto afecto y en varias ocasiones le costó encontrar las palabras para agradecer al público. Lo que nunca le ha costado son las notas, que sus dedos recorren, en ocasiones a velocidad asombrosa, sin errar nunca el destino. Sentado a un piano de cola y acompañado por
El entusiasmo de la audiencia continuó luego de dos bises (“Merlín el mago” y “The jig”). Wakeman volvió al escenario una vez más, agradeció y a la vez dijo estar en un problema porque se les había acabado el repertorio ensayado con la orquesta, ante lo cual ofreció repetir un fragmento de “Viaje al centro de la tierra”. La situación derivó en los músicos rebuscando en sus partituras la página correspondiente mientras Wakeman los esperaba tocando el piano. Un momento simpático que un video colocado en YouTube me permite compartir con ustedes.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Peter Gabriel en Buenos Aires - Cobertura de los medios
La cobertura, por parte de la prensa, del show que Peter Gabriel dio en Buenos Aires (ver post inmediato anterior) merece una mención aparte. Todos los diarios hicieron su reseña, coincidiendo en destacar la calidad del show, aunque salpicando las crónicas de errores llamativos para quienes, se supone, deben informar correctamente, máxime, no habiendo intereses políticos en juego.
Diario Popular habló de un “soberbio show” en el que Gabriel tocó con “
Particular confusión generaron las dos coristas del concierto. La revista Rolling Stone, especializada en música, titula ingeniosamente su nota “Peter Gabriel: concierto para trenes y orquesta” pero comete el grosero error de mencionar la presencia de una cantante que nunca pisó
Si una revista especializada en la materia hizo aparecer por Buenos Aires a una cantante que nunca anduvo por nuestra tierra, qué podemos esperar del cronista de Clarín que también vió a Ane Brun en el escenario o el de Página 12 que, además de la susodicha Brun, agregó también a Sevara Nazarkhan, cantante que ha sabido vocalizar con Gabriel en algunos shows en Europa, pero que a la hora del concierto en GEBA se encontraba a miles de kilómetros de Buenos Aires.
“El diario de
Al tema “The Nest that Sailed the Sky” se lo cita como formando parte del álbum “Up” cuando en verdad es de “Ovo”. Errores de este tipo, varios. Y ni que hablar de la cantidad de público asistente que para algún medio fueron dieciocho mil, para otros treinta mil.
Los medios televisivos no se quedaron atrás. TN transmitió en vivo las dos primeras canciones del show. Como Gabriel entonó un par de veces la frase “hold on”, el famoso periodista que anunciaba el show dedujo que así se llamaría la canción por lo que no dudó en bautizar el tema como “Hold on”, con sobreimpreso incluido, cuando la canción se llama “Wallflower”. Al día siguiente, cuando repitieron la noticia corrigieron.
Si la simple cobertura de un concierto acumula tantos desaciertos, no parece descabellado sospechar que tal cantidad de errores inunde todas las demás noticias que, a diario leemos tal vez sin cuestionar cómo nos estamos informando. ¡Ni qué hablar de aquellas noticias que movilizan otro tipo de intereses!
http://diariopopular.com.ar/dp001.php?nId=622118&src=NP
http://www.rollingstone.com.ar/1425200-peter-gabriel-concierto-para-trenes-y-orquesta
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/3-23572-2011-11-20.html
http://www.clarin.com/espectaculos/musica/musico-amigo-trenes_0_593940890.html
sábado, 4 de junio de 2011
Música - ASIA en Buenos Aires
Este tipo de música, caracterizada por temas largos, plagados de cambios de ritmo y momentos instrumentales, puede resultar difícil de asimilar para el oído contemporáneo, acostumbrado a canciones monocordes, con unas pocas estrofas que preparan un estribillo insistente. Para quienes quieran iniciarse en el rock sinfónico, ASIA constituye una excelente puerta de entrada, ya que sus canciones no son tan largas ni sus letras tan misteriosas, suelen tener un estribillo que las emparenta con la música más comercial pero a la vez, cada tema tiene sus cambios de tempo y un entramado instrumental muy refinado que las separa de la música descartable con que el mercado nos bombardea. La música de ASIA no es descartable, no cansa, se puede escuchar mucho tiempo y siempre se descubre algo nuevo. Se trata de una banda formada por músicos virtuosos, casi una especie de seleccionado del rock: Steve Howe, el famoso guitarrista de Yes; Geoff Downes, actual integrante de Yes, en teclados; John Wetton, ex-King Crimson, en voz y bajo y Carl Palmer, baterista de ELP, uno de los mejores del mundo.
El 21 de mayo, en el marco de su gira americana, dieron un inmejorable concierto en el Teatro Colegiales de la ciudad de Buenos Aires, en el que llamó la atención la cantidad de público adolescente mezclado entre el público más adulto que caracteriza los recitales sinfónicos. Hasta el grupo soporte, Hexatónica, del que hablaremos en otro momento, mostró un promedio de edad bastante bajo.

En Buenos Aires, abrieron el show con una ejecución impecable de "Time Again" que justificó el entusiasmo del público. A Wetton le cabe la frase que evoca a Gardel, porque no solo no ha perdido potencia en su voz sino que cada día canta mejor, hecho que se notaba en los últimos discos y tuvo su confirmación en vivo, donde no hay posproducción ni retoque que valga.

De Howe ya hemos escrito aquí en otra ocasión; verlo encontrar los caminos a toda velocidad entre las cuerdas es un lujo que ya vale la entrada. Tuvo aquí también su momento en solitario, sentado con la guitarra acústica, como es casi tradición en los recitales de Yes. Downes se mostró simpático, muy ajustado en teclados y en coros, contribuyendo siempre a embellecer las canciones.
Wetton y Downes componen la mayor parte del material de Asia e interpretaron dos canciones entre ambos. La versión de “D’ont cry” superó incluso la del disco y contó con la participación del público que cantó a capella con Wetton.

martes, 30 de noviembre de 2010
YES en Argentina - El cambio perpetuo

Algunos argumentaban que sin Anderson ni Wakeman padre, ya no sería YES; otros hablaban de “medio YES” y se miraba con desconfianza al nuevo cantante. Si esto sucedía entre los supuestos admiradores del grupo; ni que hablar de los demás, aquellos acostumbrados a tildarlos de dinosaurios o pretenciosos.
Acusar a un músico de dinosaurio es un disparate que no tiene sostén; dado que se lo está acusando de portación de años, como si la música fuera posible hasta un determinado momento de
Lo de pretenciosos es un mote que intenta ser descalificador cuando, si lo tomamos desde cierto punto de vista, podría ser visto, en verdad, como un elogio. Estos tipos no se conformaron con repetir las fórmulas musicales establecidas; fueron más allá, investigaron, exploraron, se formaron. Todos los integrantes de YES son músicos virtuosos, tienen formación de conservatorio, no están limitados a tocar lo que les sale, pueden tocar lo que quieran y han pretendido ir más allá del hit pegadizo de tres minutos, generando una carrera que, si bien tuvo su apogeo en la década del setenta, se ha extendido por más de cuarenta años. Después ya la cosa pasa a ser cuestión de gusto, de sensibilidad, de apreciación personal. Hay gente a la que le gusta y gente a la que no.
La cuestión es que estos “dinosaurios pretenciosos” dieron una lección de música en su paso por
No hubo escenografía diseñada por Roger Dean ni

Es cierto que YES ha tenido una voz emblemática en Jon Anderson, apenas ausente en uno de los veintisiete discos editados por la banda; y también que, en los años de madurez había logrado en escena una presencia casi sacerdotal. Puede que haya extrañado, entonces, verlo a Benoit moviendo las manos al compás de la música, vestido con un chalequito o enfundado, al final, en la camiseta argentina. Personalmente me resultó muy acertada la gestualidad con que acompañó el final de And you and I, levantando los brazos al tiempo que la música se elevaba hacia la estratosfera.
And you and I es una hermosa canción de amor; a mi criterio, una de las pocas que existen, ya que las que acostumbramos llamar así, no son canciones de amor sino de enamoramiento, en todo caso, la primera etapa de lo que podría llegar a ser el amor. Aquí, otra vez, han ido más lejos que el resto, apuntando a la unión espiritual posible entre dos seres, muy posterior a la etapa del enamoramiento, los celos y el “no puedo vivir sin vos” con que nos edulcoran la mayoría de las canciones. Este tema es sublime y así lo interpretaron.

Para esa altura ya habían tocado I’ve seen all good people, casi un himno, compartido esta vez por varias generaciones ya que, además de padres que llevaron a sus hijos se vieron muchos jóvenes que asistieron por su cuenta, rompiendo el estereotipo de publico cuarentón o cincuentón con el que la prensa suele describir a la buena gente que sigue al grupo. También Tempos Fugit, canción presentada por Squire, quien se tomó el trabajo de anunciar que tocarían dos canciones de Drama (el único disco en el que no había participado Anderson), obra que no solían interpretar en vivo. Volvieron a sorprender luego con Astral Traveller, tema de Time and a Word, segundo disco de la banda, editado en 1970. Pese a ser un tema de los inicios del grupo, donde apenas se insinuaba lo que lograrían más adelante, la canción sonó renovada y muy integrada al resto del repertorio, solo de Alan White incluido. Una gran interpretación y otra prueba más de que la música de YES viene superando con holgura el paso de los años. Machine Messiah, el segundo tema de Drama que ejecutaron, fue otro de los platos fuertes de la noche, en particular por ser una canción que no tocaban desde hacía años.
Luego llegaría el turno de Perpetual Change, tema de The YES Album, de 1971, cuya poesía vino a remarcar el mensaje del grupo en estos años.
And one peculiar point I see,
As one of many ones of me.
As truth is gathered, I rearrange,
Inside out, outside in, inside out, outside in,
Perpetual change.
Ante la ausencia de Anderson, Squire y Howe se repartieron el protagonismo al momento de comunicarse con el público. Ya cuando el notable guitarrista, gritó “alright” al término de Siberian Kathru, alguien del público supo despertar sonrisas al exclamar: “¡Epa! Steve Howe habla!”. El propio Howe se encargaría de presentar “una canción de los ochenta”, antes de arremeter con Owner of a lonely heart, el gran hit del grupo, tema que suelen menospreciar los fanáticos por ser el registro más pop de la banda. Convengamos que cuando se propusieron hacer un tema pegadizo, para recuperar algo de popularidad en una década poco propicia para los temas largos, pudieron hacerlo sin banalizarse. Owner… compitiendo en la categoría “canciones con estribillo” les gana a todos los especialistas en el asunto. La letra, además, no es para despreciar. Con aire chamánico, incita, nada menos, que a salirse de la masa y hacerse cargo del libre albedrío.
Por supuesto, hubo tiempo para deleitarse con un set acústico de Howe y para saltar y cantar en Roundabout, con Benoit ya en plena comunicación con el público.
Starship Trooper es un tema ideal para terminar un recital, aquí con la banda sonando a pleno, Howe cambiando de guitarras como en casi todo el concierto y Squire dándole al bajo de tal forma que te hacía vibrar el pecho.
Párrafo aparte para Oliver Wakeman. Tocó las partes de su padre con precisión y agregó algunos toques de buen gusto, aunque su bajo perfil lo haga pasar un poco desapercibido.
Luego de esta gira, anunciaron que dedicarán el 2011 al lanzamiento de un nuevo disco, con la misma formación que vino al país en el marco de “In the present tour”.
YES estuvo en
viernes, 19 de noviembre de 2010
Música - Carl Palmer Band
La desconfianza se fue apaciguando al encontrar en YouTube algunos videos de

Palmer puso sobre el escenario todo lo que tiene. Y tiene mucho. Energía, furia, música, virtuosismo, humor, simpatía y hasta el esfuerzo de hablar casi siempre en español. No tenía un papel en el piso como McCartney. ¿Dónde aprendió este “muchacho”? En la presentación de Trilogy, se permitió bromear sobre la tapa del disco: “El de la derecha, soy yo, el más guapo” y en español calificó a “Love Beach” como un “disco muy malo, culpa mía también”. “¿Quieren más? Yo también” declaró promediando la noche.
Era Carl Palmer, el mejor baterista de rock del mundo, uno iba preparado para un solo de batería, pero el que hizo en “Fanfarrea para el hombre común” fue lo mejor que he visto en mi vida. Todos los sonidos que se le pueden sacar una batería, uno detrás del otro en perfecta armonía. Tremendo. Me llamó la atención la actitud de este músico brillante. No se le vio una postura circense del tipo “miren todo lo que puedo hacer”. No, lo hizo con una disposición más bien lúdica. Palmer jugaba con el instrumento, se divertía él y se compenetraba de modo tal que la música parecía llevarlo a otro estado como si hubiera entrado en trance.
Pero Palmer no vino solo. El nombre “Carl Palmer Band” estuvo lejos de ser un eufemismo. Son una banda en serio. Simon Fitzpatrick lució muy seguro en el bajo y hasta le dio un descanso a Palmer haciendo “Rapsodia Bohemia” de Queen, toda completita, con los coros incluidos, todo con el bajo. ¡Notable!


En el teatro hubo mucho fervor del público, y admiración también ante lo que llegaba desde el escenario, pero no estaba lleno del todo. Quedaron varias butacas vacías que supimos aprovechar los que estábamos atrás para acercarnos al escenario, butacas que que podrían haber ocupado otros que también habrán dudado de la jerarquía de lo que se ofrecía y, esta vez, se dejaron ganar por los prejuicios.
Los prejuicios parten de la ignorancia y se disuelven abriéndose a la cosa en sí. Ojalá vuelva a repetirse un show así en Buenos Aires… y ese día, a llenar el teatro.
Paul MCCartney - Cosecharás lo que has sembrado

Antes incluso de llegar al país, ya tenía todas las entradas vendidas y al público comprado. A un hombre de semejante trayectoria en el campo de la música popular se le hubiera perdonado todo. Podría haber salido a escena solo con una guitarra, sin banda, sin luces, haber tocado una hora y se hubiera retirado con más dinero y quizás los mismos aplausos; pero no lo hizo.
Paul McCartney montó una obra de ingeniería en el escenario, con una iluminación pocas veces vista, unas pantallas y un sonido que permitieron disfrutar del show al que estaba allá lejos en la popular con la misma intensidad que el que estaba en la fila uno. Y tocó tres horas sin parar. ¿Alguien lo vio tomar un vaso de agua? Se esmeró en hablar en español, leyendo unos papeles en el piso; y hasta dirigió el coro del público en “Hey Jude”: “Ahora solamente los hombres, ahora las mujeres, ahora todos juntos”.
Trajo una banda de eficientes músicos, con el virtuosismo justo como para que el foco no se fuera nunca de lo más importante: las canciones. Músicos que tocaron y se divirtieron, haciendo también reír al público, como el enorme batero bailando durante “Dance Tonigth”.
Los Beatles son los padres del rock. Abrieron caminos que muchos todavía intentan copiar y algunos han sabido recorrer y profundizar. Como se dice hoy en día, McCartney es un “grosso” y dio en la cancha de River un verdadero “concerto grosso”. Se llevó del público todo el afecto imaginable por supuesto, pero el hombre no vino solo a cosechar. Paul McCartney a los sesenta y ocho años sigue sembrando.